Sep 242006
En Bolivia, y en particular en lo que es
educación, se ha hablado de la aparición de un nuevo “modelo comunitario
y descolonizador” de educación. Su principal exponente y defensor es el
Ministro de Educación, Felix Patzi, quien promovió y dirigió el
Congreso de la Educación en Bolivia con el objetivo de “rediseñar la
fracasada Reforma Educativa”:
“El Gobierno presentó ayer su propuesta educativa que apunta hacia un modelo comunitario, descolonizador, científico, productivo, intercultural y plurilingüe, que responda a las características socioculturales del país; y que será aplicado tanto a la educación fiscal como a la particular, en universidades públicas y privadas.” (La Razón, 07/06/06).Aún cuando en general soy partidario de mejorar las estructuras existentes y no eliminarlas radicalmente para reemplazarlas por otras sobre las cuales se conoce poco, ofreciendo el beneficio de la duda, es importante conocer lo que Patzi quiere decir con modelo “comunitario” de educación. Es cierto y lo acepto, más interesante, pero también más espinosa, es la discusión sobre lo que significa un modelo “descolonizador”, pero dejemos eso para una otra oportunidad, notando solamente que comunitario y descolonizador van de la mana en la visión de Patzi, Morales y sus seguidores.
Entonces, cuando Patzi nos dice que la educación en Bolivia será comunitaria, el ministro plantea que decisiones ya no estarán en manos de las personas, sino que serán tomadas por la comunidad o respetando una colectividad. La pregunta natural es entonces, ¿qué entendemos por comunidad en este contexto?, o más importante, ¿qué es lo que Patzi entiende por comunidad?
Definamos entonces lo que se entiende por “comunitario” o “comunidad”, ya que la definición clara de este concepto puede ayudar a alcanzar el objetivo de entender a Patzi. No pretendo, sin embargo, entrar en largas discusiones sobre el comunitarismo filosófico o ideológico, aun cuando probablemente será imposible separarse completamente de estas perspectivas, particularmente de la segunda, que parece ser el motor que mueve al ministro.
El concepto de comunidad puede entenderse de varias formas:
Comunidad geográfica, aquella que reúne a miembros que comparten un mismo espacio físico o geográfico, sea un barrio, villa o ciudad. La comunidad, en esta acepción puede entenderse como el “hogar” o entorno físico con el cual un individuo está familiarizado. Esta es la definición más ampliamente entendida al hablar de comunidad.
Comunidad ancestral o de memorias colectivas. Se refiere al conjunto de individuos, extraños entre sí, pero que comparten historia ancestral de varias generaciones en el pasado. Esa misma historia común es la que mueve a estos individuos a buscar un “futuro común”. Ejemplo de este tipo de comunidades son los grupos basados en similares características etno-culturales y lingüísticas. En Bolivia las comunidades aymara, quechua, guaraní, etc., son un ejemplo. Nótese que estas comunidades comúnmente trascienden las fronteras nacionales y regionales.
Comunidad psicológica es aquella que se forma por la interacción directa de sus miembros, los que no necesariamente tienen una misma localización geográfica o comparten un historia común. Un ejemplo muy reciente son las comunidades “on-line” que comparten e interactúan en forma directa a pesar de estar en diferentes lugares y tener historias, lenguas, costumbres, etc.
muy distintas.
Patzi, y la mayoría de los autodenominados “originarios” del gobierno del MAS tienen una visión de la comunidad basada en su historia ancestral, de ahí las constantes menciones a la “cosmovisión andina”, la “recuperación de la dignidad de los pueblos indígenas después de 500 años”, la “descolonización”, etc., etc. De ahí también, la búsqueda de la educación en idioma originario (que dicho sea de paso ya es obligatoria en las normas de educación vigentes). El problema es que el comunitarismo (ideológico), muchas veces se ha deslizado por una resbalosa pendiente hacia el autoritarismo, caracterizado por la completa falta de respeto por todo aquello que no se adscribe al pensamiento de la comunidad. Patzi es un claro ejemplo, él no sólo ha llegado a extremos de proponer la eliminación de participación de los padres en las decisiones sobre el tipo de educación que quieren para sus hijos, sino que incluso ha buscado la eliminación de la (materia de) religión y la imposición para la enseñanza de idiomas originarios en colegios privados. Incluso se ha salido de su esfera de responsabilidades y ha propuesto que todo funcionario público (incluyendo embajadores) hable un idioma nativo como “requisito indispensable”. No es de extrañar, claro, que otro “originario”, el canciller Choquehuanca haya sido el primero en alabar tan descabellada y discriminatoria idea.
Todo esto naturalmente desconoce la existencia de comunidades geográficas y psicológicas y muestra claros rasgos de autoritarismo. Ese mismo autoritarismo que el gobierno se ha empeñado en mostrar en otros ámbitos de la realidad boliviana (basta ver lo que sucede en la Asamblea Constituyente). Afortunadamente, Patzi ya ha encontrado resistencia particularmente de la Iglesia Católica y otros grupos que se oponen a este “modelo comunitario” y ha debido ceder posiciones al respecto, lo cual por supuesto es alentador. Lo lamentable (aunque de alguna forma comprensible) es que con toda la pelea por el gas y la Asamblea Constituyente, la educación esté en último lugar en la lista de prioridades no sólo del gobierno sino de las personas.
No sólo en educación, sino también desde una visión más global del comunitarismo en Bolivia, el problema está en que Bolivia es un conjunto muy diverso (mucho más que otras naciones) de étnias, culturas, idiomas, etc. Si la búsqueda de un “comunitarismo” se da privilegiando una sola visión de comunidad (aquella que por ahora ostenta el poder), el riesgo de tratar de imponer esta visión está en que comunidades de otro tipo y en particular las minorías se vean amenazadas, no sólo económicamente sino existencialmente. Al ver amenazada su existencia, estas minorías podrían estar dispuestas a unirse por su supervivencia y pelear hasta las últimas consecuencias, lo que siempre ha sido caldo de cultivo para las más cruentas guerras civiles de la historia.
Específicamente, este gobierno ha hecho énfasis en la búsqueda de una sociedad “multi-étnica, multi-cultural, pero integradora”, el problema es que nuestra sociedad, como ya se mencionó, es multi-étnica y multi-cultural, pero el MAS (de la mano de Morales y Patzi), al proponer su particular modelo comunitario, define la “integración” como el sometimiento de las decisiones individuales a la comunidad, entendida en este caso como el “estado indígena”, y no como el respeto a las diferencias entre las comunidades que conviven dentro de Bolivia. La muestra más clara de esto es el llamado del propio gobierno a la “comunidad” a “defender en las calles o con las armas su propuesta en la Asamblea Constituyente”, desconociendo totalmente las instituciones nacionales, Swift Codes incluyendo a la propia Asamblea Constituyente, que se supone es la máxima institución donde están representadas todas las colectividades y puntos de vista que cohabitan Bolivia y que le dan forma. Si el resto de las “comunidades” hiciera lo mismo, estaríamos enfrentados al fantasma de una contienda fratricida.
http://www.rubin-de-celis.com/blog/2006/09/24/educacion-comunitarismo-y-autoritarismo-en-bolivia/