Jaime Castillo Velasco1
1. Algunas
nociones generales: Filosofía, Sociología, Política
Tres palabras para definir tres posiciones. Estas tres posiciones
estarían en el casillero de la filosofía social, es decir, son filosóficas pero
es una filosofía que se refiere a la sociedad. La filosofía es algo así como la
concepción fundamental que el hombre tiene de la realidad, de toda la realidad,
de la realidad tomada en conjunto. Se tiene una filosofía del hombre, una
filosofía de la sociedad. Ser filósofo es pensar sobre el todo y tener una
concepción acerca de qué es esa realidad total.
Cuando yo digo que el
hombre es una persona, estoy afirmando una tesis filosófica porque defino lo
que es el hombre, el carácter del hombre es ser persona.
Entonces, tiene que entenderse el significado del concepto
persona, que es una afirmación que vale para todos los hombres, que no importa en
qué momento se tome a ese hombre, puede ser del siglo veinte como del siglo
mil, o de cualquier momento de la historia pasada.
Es una afirmación que vale, por decirlo así, para el ser humano.
Este tipo de afirmación es una afirmación filosófica que se hace
en función de la esencia de la realidad.
Pues bien, este tipo de pensamiento se puede aplicar a la sociedad
y se pueden encontrar, entonces, algunas consideraciones fundamentales que
valen para la sociedad, para cualquier sociedad. Lo que yo voy a decir responde
entonces a la filosofía de la sociedad. Filosofía social no es lo mismo que
sociología.
Sociólogo es el que estudia la sociedad para establecer
simplemente cómo es la sociedad, sin pronunciar ningún juicio de valor, sin
decir, esto es verdadero o es falso, esto vale o no vale, sino que simplemente
el sociólogo establece la realidad, establece, por ejemplo, las formas del
matrimonio a través de la historia, establece la realidad de que, en una sociedad,
el factor económico tiene importancia, que influye en determinadas formas. El
sociólogo simplemente establece hechos, no pronuncia juicios de valor, no
valora, no dice “esto debo hacer”, sino que simplemente se limita a establecer
hechos, tal como el físico establece el hecho de que, habiendo tal grado de
condensación, el agua cae.
El científico establece los hechos y el sociólogo es un científico
que establece hechos, no valoriza, no determina qué está bien o qué está mal.
Es filósofo, en cambio, es el que valoriza, el filósofo es el que dice: “la
sociedad está mal, hay que cambiarla y hay que cambiarla en tal sentido”. Por
eso, cuando Platón, por ejemplo, escribió su libro sobre la República hace una
obra de filosofía porque dice: “la sociedad tal como yo la conozco no me gusta,
está mal, hay que mejorarla y para esto yo señalo las normas a que debe
atenerse una verdadera sociedad humana”.
Cuando Marx, en el siglo XIX, escribe: la sociedad capitalista
está en crisis y envuelve una gran injusticia; esta sociedad capitalista hay
que transformarla y hay que hacer una “verdaderamente humana”, expresión que él
usa, allí está haciendo filosofía, porque está valorizando la realidad social.
Lo humano es un valor. Las cosas tienen que ser humanas, no pueden ser inhumanas,
y tenemos que luchar porque las cosas sean humanas. En consecuencia, hay, pues,
una diferencia entre filósofo y sociólogo. Por último, ni filósofo ni sociólogo
son lo mismo que político. Político es el hombre de acción, es el que finaliza
el significado de los conceptos anteriores y determine su acción.
Digamos: el filósofo
dice, “la sociedad está mal, debe ser reformada”, el sociólogo aporta algunos
hechos que sirven al filósofo para decir: “ señores, hay que transformar la
sociedad en tal dirección”; el político es el que encarna esos conceptos
filosóficos y dice, en función de esos ideales, “yo los llevo a la lucho y yo
trabajo por transformar la sociedad”.
El político es, por tanto, el hombre práctico. El hombre de acción
que actúa en función de determinados principios, o sea en función de
determinada filosofía. En consecuencia, lo que ustedes van a recibir en el
curso de estas charlas son los tres aspectos, les van a hablar del aspecto
filosófico, del aspecto sociólogo y de aspectos políticos.
Cuando se expone el tema “Individualismo, Colectivismo y
Comunitarismo”, se lo expone en el terreno de la filosofía social, no de
sociología, porque no me voy a limitar a decir: “ciertas cosas existen” sino
que se va a decir: está mal por esta razón, y está bien por esta otra razón. Y
de las tres posiciones, yo voy a elegir una y voy a rechazar dos; de tal manera
que estoy valorizando.
2. Individualismo
Individualismo es un concepto que enfatiza el término individuo.
El individualismo es la filosofía que descansa en el valor del individuo. El
colectivismo se refiere a la colectividad, o sea, que estamos realzando el
valor de la colectividad. El comunitarismo es una síntesis de ambos, es una
síntesis constructiva que deja de lado lo que es erróneo en el individualismo,
y en el colectivismo y coge lo que es verdadero y hace de esto una síntesis
superior. Es decir, es como la verdad implicada en el error de las otras dos
posiciones y convertida en una posición total y sintética. Ahora bien, nosotros
podemos decir que el individualismo es la concepción que destaca los valores
del individuo frente a la sociedad: es decir, cada uno de nosotros somos
individuos, pero al mismo tiempo vivimos en sociedad. La sociedad nos enmarca y
dependemos de la sociedad mucho más de lo que creemos. No nos damos cuenta en
qué medida dependemos de la sociedad; el solo hecho de que tengamos que mirar
la hora significa que estamos dependiendo de la sociedad porque la hora y esta
urgencia de actuar según la hora es, en última instancia, una imposición, por
decirlo así, una necesidad social.
Nosotros nacimos al mundo y encontramos que hay relojes y que todo
el mundo se comporta según horarios determinados, uno se encuentra con estos
hechos y los acepta.
El individuo, todos lo somos, nos encontramos en la sociedad y
tenemos que vivir la sociedad. Pero si yo concibo la sociedad como un conjunto
de individuos cada uno de los cuales desea algo y quiere realizarlo y para
realizarlo uno dice: “a mí no me importa la sociedad, lo que yo pretendo es
satisfacer mis necesidad”, puede ser que ese individuo se convierta en una
especia enemiga de la sociedad, está contra la sociedad.
El delincuente, por ejemplo, está contra la sociedad, el
delincuente típico diría que no acepta la sociedad, simplemente se rebela
contra la sociedad en la forma del delito.
Nosotros decimos que el individualismo es la filosofía que
enfatiza el individuo contra la sociedad. Eso es lo que definimos como
individualismo y es en ese mismo sentido que nos parece un error porque
significa que a ese individuo se le reconoce el derecho a estar en contra de la
sociedad. La sociedad está fundada, según esta interpretación, en el principio
filosófico de que yo, Individuo, me puedo alzar contra la sociedad y eso se
reconoce como un derecho, o sea, se implanta un principio filosófico que
destruye la sociedad misma en forma automática.
Sin embargo, esta filosofía, aquí es donde debemos tener
comprensión acerca de no ser nunca sectarios ni dogmáticos, no parte siendo un
defecto, un vicio. Parte siendo algo así como una defensa del individuo porque
pone el acento en los derechos del individuo contra la sociedad por una razón
histórica: la filosofía individualista se desarrolla cuando las sociedades son
despóticas, son tiránicas contra las sociedades de la época de las monarquías
absolutas en Europa; hay un desarrollo de una filosofía nueva que pide
libertad, que pide reconocer el derecho del ciudadano. Esa filosofía dice a
cada ciudadano: “usted tiene derecho; usted no es un esclavo, usted no tiene
por qué aceptar el dominio que por sobre Ud. Ejerce la monarquía, el monarca,
la nobleza como clase superior, sino que Ud. tiene derechos, porque Ud. es
ciudadano y el ciudadano es un hombre y el hombre tiene derechos por
naturaleza”.
Cuando se desarrolla toda esta filosofía, nace lo que se llama el
individualismo. Es decir, nace la filosofía del Individuo, que es una
protección contra el Estado gigante.
Entonces, naturalmente, apare lógica, aparece romántica, aparece
como la satisfacción de una necesidad profunda de libertad en el hombre. Los
individualistas luchan por la libertad contra las tiranías; y las grandes
declaraciones de los derechos del hombre responden a este movimiento
individualista, en que se reivindica derechos frente a la tiranía. Hay ejemplos
históricos notables de valor, de coraje, de inteligencia en esa lucha en
defensa de estos grandes ideales de libertad, y de estos ideales de libertad
surge el régimen democrático; es decir, el régimen que consiste en respetar
derechos.
La democracia es el régimen que tiene conciencia de que cada
hombre tiene derechos y que la ley o la norma que rige a la sociedad debe
respetar los derechos. De tal manera, el individualismo no es un vicio en sí,
no es un mal. Digamos, el Individualismo sí, pero la filosofía del Individuo
no. Pero ¿qué sucede? Sucede lo que sucede con todas las cosas humanas que
corren el peligro de corromperse, de echarse a perder, de transformarse en otra
cosa cuando hay un germen de falsedad o de mal en ellas. El individualismo es
una verdad, es un bien en la medida en que destaca los derechos y se llega a la
noción de los derechos humanos. Porque esos derechos humanos son una protección
para todos los hombres, y en cierto modo, se defienden unos de otros. La
sociedad ya no puede ser tiránica, porque están las instituciones democráticas
que defienden contra la tiranía. Y si el tirano quiere actuar como tal, existen
los derechos que se ejercen habitualmente hasta incluso el derecho de rebelión.
Pero, al amparo de este énfasis en que el individuo es el rey, como dicen los
anarquistas, es decir, que el individuo es todo, y, por lo tanto, yo debo
perseguir mis objetivos para ser feliz, para satisfacer mis necesidades, de tal
manera, que a mí ya ni me importa lo que pasa con el otro que esté al lado;
cuando el otro individuo deja de ser el prójimo de mí mismo y pasa a ser aquél
a quien puedo vencer legítimamente, porque yo tengo que perseguir mis propios
objetivos; cuando esta filosofía se desarrolla bajo tal concepción, bajo esta
dinámica interna, entonces resulta que, en los diversos niveles de la vida
social, se establecen los excesos, los abusos y nuevas formas de tiranía. En lo
económico, por ejemplo, este criterio individualista significa que el hombre
debe hacerse rico; debe satisfacer sus necesidades materiales, para esto
necesita una estructura social, económica; esta estructura económica es la
propiedad entendida como conjunto de derechos egoístas del individuo, una
propiedad que no tiene sentido social, una propiedad que tiene el sentido de
favorecer los intereses exclusivistas del individuo, del propietario, por lo
tanto.
Entonces, este individuo se siente como libre, y en eso consiste
para él su libertad, para actuar de tal manera que pueda perseguir sus
objetivos y utilizar los medios económicos en tal forma que llegue él a ser
poderoso económicamente.
Cuando esto es así, resulta que toda la sociedad se organiza bajo
el principio de favorecer al individuo que mediante cualquier procedimiento
utiliza los medios materiales para sí. La legislación, la estructura política,
el parlamento y el poder ejecutivo sirven los intereses de los individuos, los
cuales llegan a ser poderosos, sobre la base de esclavizar económicamente a
otros. Entonces se constituyen las clases sociales dominantes, en que unos
pocos dueños de todo, esclavizan económicamente, oprimen, o como se dice en mal
castellano explotan a otros. Entonces, viene la estructura de la sociedad
capitalista, dividida en clases sociales antagónicas, en que unos poseen los
medios de producción y otros solamente su trabajo, en que el antagonismo social
es tremendo, lleno de odio, de lucha, en fin, de desigualdad y surge más tarde
la necesidad de cambiar esas mismas clases sociales.
Es decir, el individualismo que empieza como una reivindicación de
lo que hay de profundo y sano en cada hombre, se convierte en un régimen social
de desigualdad, de opresión. Se convierte económicamente en un capitalismo. Se
convierte socialmente en la lucha de clases y se convierte filosóficamente en
el predominio del egoísmo sobre la Fraternidad. Tratemos, entonces, de
contraponer el concepto de colectivismo.
3. Colectivismo
En el colectivismo, se acentúa el concepto de lo colectivo,
exactamente lo contrario del concepto de lo individual. Lo que vale es la suma
de individuos, el conjunto, el grupo, la colectividad. El pensador que destaca
el valor de lo colectivo es, en la expresión filosófico-política habitual,
socialista. Socialismo es, al principio, la afirmación simple de la primacía
del bien de todos sobre el bien del Individuo. Este individuo que se alza
contra el bien colectivo; el individuo que pusimos como ejemplo típico (el
caso del delincuente), la del individuo que solamente ejercita derechos. Este
último actúa como auténtico ser humano, y está, por lo tanto, ensamblado en una
sociedad que a su vez respeta los derechos humanos.
Pero, se observa históricamente que existe ese abuso, ya señalado
a propósito del sistema capitalista, unos pocos mandan a los demás; el poder
económico de una clase social se transforma en un poder político dictatorial;
la democracia es falseada por las diferencias de orden económico.
Cuando se observa eso, viene el pensador colectivista o socialista
y dice: ”hay que reivindicar ahora, frente a este abuso de los individuos
convertidos en clase social dominante, el valor de la sociedad. Este valor de
la sociedad tiene que pasar a ser el valor fundamental y hay que ordenar la
sociedad en función del valor colectivo.
Este concepto aparece claro porque nos da la noción esencial de
que lo social, en todos los diversos sentidos de esta palabra, es algo que
vale. La sociedad no es una suma de Individuos sino que es más que una suma de
Individuos, es un ente colectivo diríamos así, y eso se experimenta a cada
rato, en lo más íntimo de la vida social. Se siente la presión de la sociedad
en torno, constantemente. Hablar delante de personas no es lo mismo que hablar
delante de unas bancas vacías. Por un lado, las bancas vacías harían más fácil
la tarea, porque no cohiben, no inhiben, no asustan, pero por otro lado,
tampoco estimulan. La sociedad es una realidad patente para todos nosotros.
Estos estados sicológicos de estímulo o de represión en grupo, se
experimentan a cada instante. A veces, una persona es “canchera” en un grupo
dado, puede actuar con mucha desenvoltura; en otro momento, puede que estén las
mismas personas, pero basta que estén en otro lugar para que haya un
estiramiento, para que haya otra manera de ser, otra forma de conducta; hay
veces que esa persona se atreve a romper el hielo y tiene incluso el deseo de
romperlo; otras veces diría: “que me trague la tierra”, para no estar presente.
Eso sucede a cada paso. Estos estados psicológicos dependen de una serie de
circunstancias, dependen de un conjunto de razones que pesan en un momento
dado. Ello nos demuestra que lo social es una realidad profunda, que a veces
nos estimula y a veces nos deprime. Y, por eso, lo peor que puede hacer un
sistema es convertir a los hombres en elementos que forman una masa, lanzada o
recogida de acuerdo con ciertas maniobras, ciertos instrumentos prefabricados.
Se puede hacer con un ser humano todo, se le puede deshacer físicamente,
sicológicamente, moralmente, o se le puede levantar. El poder sobre la masa,
sobre la multitud, sobre la opiniónpública, es enorme si se sabe manejar. El
gran defecto que puede haber en todo esto, es que, en vez de formar una
comunidad de hombres libres, se haga de éstos, parte de una masa amorfa que se
deja llevar, y por lo tanto, es capaz de cualquier crimen y de aceptar
cualquier sometimiento. El pensador colectivista o socialista reivindica el
valor de lo social, sobre todo lo reivindica, moral y políticamente, frente a
la sociedad capitalista individualista. Establece, pues, nuevos derechos. Ya
no son los derechos del individuo, son los derechos de la sociedad frente a los
abusos del individuo. Esto es lo que enfatiza, esto es lo que se convierte en
el centro del nuevo pensamiento.
¿Cuál es, sin embargo, la dinámica que tiene ese pensamiento? Otra
vez lo mismo; si se quedara en destacar la primacía de lo social sobre lo
individuo, todo andaría muy bien.
Hasta allí el marco ideológico, moral filosófico y político está
perfecto. En este sentido, nosotros, todo ser humano auténtico, debiera ser
partidario de esa primicia de lo social. Eso corresponde sustancialmente a toda
la filosofía cristiana. Cuando, en la filosofía cristiana, en la época de
Santo Tomás de Aquino para adelante, por, ejemplo, se habla de la persona y el
bien común, o sea, cuando se usa este concepto tan clásico del bien común, lo
que se está diciendo es precisamente eso: la primacía del interés de todos, o
sea la sociedad entera, sobre los individuos que se oponen a ella. Y es en
función de ese principio que se puede castigar al delincuente o que incluso se
pueda exigir. El patriotismo no pasa de ser una aplicación de principios en que
lo social prima sobre lo individual. Pero, ¿qué sucede?
Sucede que, al enfatizar la primacía de lo social, se puede correr
el riesgo inverso al que vimos en el caso del individualismo, o sea se puede
correr el riesgo de convertir lo social en lo único que vale y en desposeer a
lo social de los valores individuales es decir, que se mire la sociedad como un
conjunto humano, pero que no se considere el derecho individual dentro de esa
sociedad. Que se mire solamente el derecho de la sociedad (frente a los
individuos), pero no el derecho de los Individuos frente a la sociedad. O sea,
se ha trastrocado el cuadro del Individualismo. Se le ha negado, se ha dado
vuelta, y se elige como verdad lo contrario; se pierde el sentido de que el
individuo tiene derecho frente al poder omnipotente y una sociedad era para
que no existiese tal poder omnipotente. Ahora se enfatiza la omnipotencia que
está gobernando de arriba para abajo la sociedad. Y los individuos pasan a ser
los que no tienen derechos, los que en verdad están nuevamente sujetos a una
forma de opresión, una opresión inversa, pero tan opresión como la anterior.
Si lo aplicamos a los diversos niveles de la vida social, vemos
que, en lo económico, esta primacía exagerada de lo social sobre lo Individual
se transforma en la economía colectivista, es decir, en la economía en que
nadie es dueño de nada. Así como antes la propiedad estaba fundada en el
derecho del individuo y se suponía que el individuo podía emplear su propiedad
sin importarle el interés social, ahora se supone que el Estado representa al
interés social, y la economía está, por lo tanto, toda en manos del Estado. No
hay nunca un individuo que posea derechos económicos frente al Estado. ¿Qué es
el individuo frente al Estado como productor? No es nada más que un asalariado;
es un nuevo trabajador exactamente como en un régimen capitalista, donde el
trabajador, el obrero, no es nada más que alguien que recibe un salario para
una empresa que no le pertenece, que pertenece sólo al capitalista. Acá, en
cambio, la empresa pertenece al Estado y todos los hombres trabajan para el
Estado y reciben sus salarios. Es decir, es la misma relación de dueño de los
medios de la producción y trabajador de un régimen capitalista, pero
sustituyendo a la clase patronal por el Estado. El régimen colectivista nos
lleva, en lo económico, a lo que llamamosprecisamente colectivismo, o
estatismo, o socialismo estatista, es decir, un socialismo entendido como que
solamente el Estado es centro del poder económico, social, e ideológico del
país. Esto, conduce en el plano político, así como antes nos llevó a la
democracia falsificada, a la democracia que no es auténtica, donde las
condiciones sociales permiten que un grupo minoritario pueda manejar y
controlar el funcionamiento de las Instituciones, contra la opinión auténtica
de los ciudadanos; ahora, se nos plantea el manejo de los hombres, a través del
estado totalitario. El Estado en que se supone que el Estado es todo. Estar
dentro del Estado es el único valor. El que quiera levantarse contra el
Gobierno es aplastado. Es un hombre que carece de derechos, de influencias, del
derecho incluso de rebelión: porque la rebelión está prácticamente suprimida en
este mundo de dictadura absoluta que es el Estado totalitario. Es decir, el
Estado totalitario es otra manera de presentar la opresión del régimen
capitalista. El Estado totalitario, puede decirse, que, en este sentido, es aún
más poderoso, porque el instrumento “Estado”, en el siglo XX, puede llegar a
ser tan poderoso que simplemente destruye todo vestigio de personalidad. Es
decir, en un mundo en que incluso los mejores valores pueden estar totalmente
falsificados. El valor de la solidaridad, falsificado, el valor de
participación en las tareas comunes, totalmente falsificado. En el fondo, la
gente actúa por miedo, el miedo es como la razón íntima de la conducta de una
sociedad entera, pero fingiendo los valores espontáneos de la naturaleza
humana. Se actúa como si fuese solidario con los demás, se actúa como si fuere
generoso y desprendido, pero en el fondo se está actuando sin adjudicar un
valor a la sociedad en que se vive, sino que solamente por un terror congénito
que sacude a todos los ciudadanos de todos los sectores, incluso entre los que
están mandando y especialmente en los que son mandados. El Estado totalitario
se vio en el régimen de Hitler en Alemania, se vio en las diversas formas del
fascismo, se vio también y se sigue viendo en el comunismo. El comunismo se ha
zafado un tanto del problema, todavía quedan las ramas la estructura, en los
países comunistas, salvo casos muy especiales, pero la peor época fue la época
en que dominó Stalin, en la Unión Soviética, y creo, que el que conoce esa
etapa no tiene derechos a opinar en 1970 sobre nada. Allí se llegó a extremos
de humillación de la persona humana que recuerdan los peores momentos de la
Historia. Y eso se hizo, y es lo importante como lección que hay que sacar, en
función de una ideología humanitaria y de una revolución social igualitaria.
Sin embargo, esa revolución degeneró por la lógica de aquel
concepto, en que se empieza con la primacía de lo social, pero se enfatiza
esto de tal manera que lo social aparece como desprendido de los individuos
concretos de carne y hueso que forman la sociedad, y cuando no se reconoce el
derecho de los individuos concretos, no se los valoriza como tales, no se les
reconoce una esencia que merece respeto. Sucede que se implanta sobre ellos la
estructura despótica y dictatorial y se vuelve al absolutismo.
No es extraño que a los enemigos, Stalin los llamara “perros
rabiosos” y no es extraño que a los enemigos de Fidel Castro se les llame
“gusanos”, estos términos indican su sicología:
Yo puedo aplastar a un gusano y nadie me dice nada, porque el
gusano no vale nada; al perro rabioso se le mata de un tiro porque es perro
rabioso.
Éstos son términos creados por ellos mismos, son sicológica y
moralmente significativos.
Repito y resumo: el colectivismo es también una forma de vida
social, que partiendo una intención que procura rescatar un valor humano, sin
embargo, por su dinámica corre el peligro de llegar, otra vez, a contradecirse y
a convertirse en otra forma de opresión.
4. El
Comunitarismo
El último concepto a explicar es el comunitarismo. La palabra
tiene un defecto desde el punto de vista idiomático porque parece que no es
castellana. El concepto comunitarismo viene de comunidad y la palabra comunidad
sí que es fácilmente comprensible.
Tratemos de fijar qué queremos decir con esto dentro del mismo
análisis comparativo con las otras dos conclusiones. Comunitarismo es la
concepción que destaca simultáneamente el valor de lo individual y de lo
social. Dicho más concretamente y en un plano político: que destaca y armoniza
los derechos del individuo frente a la sociedad, con los derechos de la
sociedad frente al Individuo.
Esto solamente puede conseguirse en caso de disponer de una cierta
estructura conceptual que nos permita explicar esta relación. Si nosotros
concebimos a cada hombre, a cada ser humano, como un individuo cuyos derechos
llegan, incluso, a la destrucción de la sociedad, no estamos considerando a ese
hombre como tal: porque él sería una creatura que destruye su relación con
otros hombres, porque destruye la sociedad que es el conjunto de las relaciones
entre los hombres. Nosotros no concebimos a la sociedad como aquella entidad
que hace imposible y que destruye la vida de los hombres, como ciudadanos
independientes unos de otros, como seres en suma. También esa concepción no
podría ser humana, porque está destruyendo una realidad que es la existencia
individual de cada sujeto.
Tenemos, por tanto, que concebir al hombre de otra manera ; y por
eso es que aquí hay un concepto filosófico detrás de estas cosas. Tanto en el
Individualismo como en el colectivismo, el concepto del hombre que está ahí
detrás, es el de un ser que puede ser inhumano, porque puede actuar de tal
manera que destruya las posibilidades humanas de otros. Es un mero individuo,
es una entidad social deshumanizada. Es decir, la savia propiamente humana se
ha restado en la concepción individualista y enla concepción colectivista. Es
algo extraño al hombre lo que los esta definiendo. En el mero individuo, la
mera materialidad y la satisfacción y las necesidades puramente materiales e
individuales.
En el otro, es lo mismo, pero ahora convertido en una especie de
monstruo que es precisamente un poder social sin base moral, sin base
propiamente humana.
Entonces, hay que concebir al hombre de otra manera. Nosotros
decimos que, dentro de la tradición filosófica de origen cristiano, el hombre
es persona, no es un mero individuo.
Tampoco es un ente social puro, sino que es una persona que vive
con otras personas, que convive con otras personas. En el lenguaje puramente
cristiano, eso significa ser prójimo de su prójimo. Todo el cristianismo está,
en verdad, en la noción del prójimo, cuando se concibe a otro hombre como a un
próximo; es decir, como a un hermano, como alguien que está cerca y que vale
tanto como uno. Se está dando a todos los seres humanos un valor sagrado, un
valor que inspira respeto, que inspira amor. Amar al prójimo en el lema
cristiano es exactamente como definir al hombre como persona. Persona es lo que
cada uno de nosotros tiene de respetable en sí, de superior a cualquier
contingencia física, histórica y social.
Sobr el Autor: 1 Jaime Castillo Velasco (Santiago, 14 de marzo de 1914 - Santiago, 29 de octubre de 2003) fue un abogado, filósofo, académico y político democratacristiano chileno, ministro de Estado durante el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva.
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